domingo, 1 de noviembre de 2009

EL CABALLO DESCONTENTO

Siempre podemos encontrar motivos para sentirnos descontentos, si eso es lo que queremos, así como argumentos para considerarnos afortunados por seguir viviendo. Todo depende del cristal con el que cada uno mira la existencia.
Erase un caballo que, en pleno invierno, añoraba la vuelta de la primavera. En efecto, aunque ahora descansaba tranquilamente en el establo, se veía obligado a comer paja seca.
-¡ Ah, como deseo llevarme a la boca esa fresca hierba que regala la primavera! – decía el pobre caballo.
Bien, llegó la primavera y el animal tuvo su fresca hierba, pero comenzó a trabajar de lo lindo.
-¡Cuándo vendrá el verano! Ya estoy harto de pasar la jornada tirando del carro – se lamentaba el caballo.
-También llegó el verano, pero el trabajo aumentó y el calor hizo acto de presencia. Los males de nuestro caballo aumentaban de hora en hora.
-¡Oh, el otoño! ¡Como deseo que llegue! – se decía el caballo una y otra vez, creyendo que en dicha estación terminarían sus males. Pero en otoño hubo que cargar leña para afrontar el invierno con la debida preparación, y nuestro caballo no cesaba de quejarse y sufrir.
Cuando llegó el invierno pudo descansar, el caballo comprendió que había sido un iluso por intentar huir del momento presente y refugiarse en la quimera del futuro.

Amigos, vivid la vida instante a instante, y no penséis en lo que vendrá mañana.

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