domingo, 1 de noviembre de 2009

POR QUÉ LOS COCODRILOS NO COMEN GALLINAS

Un día en que la gallina salió a dar un paseo decidió ir hasta el río. Le gustaba por la orilla del río porque allí siempre encontraba algo para comer.

Mientras la gallina paseaba y picoteaba, el cocodrilo la vio acercarse y pensó: “Ñam, ñam, esa gallinita tiene que estar muy sabrosa”. Sacó la cabeza del agua, abrió su enorme boca y estuvo a punto de atrapar a la gallina, que estaba persiguiendo a una libélula y no miraba por donde iba.

La gallina dio un salto hacia atrás y dijo: “No me comas, hermano cocodrilo. ¿No me reconoces? Soy tu hermana la gallina”. No parecía tenerle miedo.

El cocodrilo se quedó tan sorprendido que cerró su enorme boca con un sonoro chasquido y pensó: “¿Por qué me ha llamado hermano? Yo soy un cocodrilo, y los cocodrilos no son hermanos de las gallinas. Me ha engañado”.

Pero ya era demasiado tarde para atrapar a la gallina, que siguió paseando y picoteando por la orilla del río. Así que el cocodrilo volvió a meter la cabeza en el agua y se alejó nadando.

Al día siguiente la gallina volvió a pasear y picotear por la orilla del río mientras perseguía a un chinche de agua. Justo entonces apareció en la orilla una cabeza enorme con la boca bien abierta. Cuando estaba a punto de cerrarse sobre ella, la gallina dijo: “No me comas, hermano cocodrilo. ¿No me reconoces? Soy tu hermana la gallina”. Y le hizo frente sin mostrar ningún temor.

¡ZAS! El cocodrilo cerró su enorme boca muy sorprendido. Antes de que pudiera preguntarle qué quería decir, la gallina se había ido corriendo por la orilla del río. Entonces pensó: “Me ha vuelto a engañar. Mis hermanos son los cocodrilos, no las gallinas”.

Juró que la atraparía al día siguiente. Mientras se alejaba nadando pensó: “Las gallinas no están emparentadas con los cocodrilos. Las gallinas viven en la tierra, y los cocodrilos en el agua. Me la zamparé mañana para desayunar”.

El cocodrilo estaba tan furioso por haber dejado escapar a la gallina que dio un golpe en el agua con la cola y abrió y cerró la boca con un sonoro chasquido. Armó tanto escándalo que el lagarto, que estaba tomando el sol en una roca, le preguntó: “¿ Por qué estás tan enfadado? ¿Qué te pasa?”.

“Es esa gallina que pasea y picotea por la orilla del río. Dice que soy su hermano. Incluso me llama hermano cocodrilo. Pero es imposible que sea mi hermana”, dijo el cocodrilo.

El lagarto, que era muy sabio, dijo:”Es verdad cocodrilo. La gallina y tú sois miembros de la misma familia”

“No puede ser”, dijo el cocodrilo.”Yo vivo en el agua, y ella vive en la tierra”.

El lagarto insistió:” Te digo que es verdad. Las tortugas ponen huevos como los patos y los pájaros. Los cocodrilos y los lagartos ponen huevos. Y las gallinas también ponen huevos. Todos los animales que ponen huevos son hermanos”.

“¿Todos? ¿Hasta la gallina?”, preguntó el cocodrilo una vez más.

“Hasta la gallina”, le aseguró el lagarto.

Al día siguiente la gallina volvió a pasear y picotear por la orilla del río. Entonces el cocodrilo sacó su enorme cabeza del agua y la preguntó: “¿Por qué no me tienes miedo? Podría cerrar la boca y comerte de un bocado.

“No te tengo miedo porque eres mi hermano”, cloqueó la gallina. Y se quedó allí tranquila. Luego miró a los ojos al cocodrilo y le dijo: “Soy tu hermana, y tú no comerías a tu hermana”. Al cocodrilo se le cayó una lágrima de cocodrilo y volvió a meterse en el agua.

Ahora, cuando la gallina pasea y picotea por la orilla del río, el cocodrilo piensa: “Ahí va mi hermana”. Y la gallina le saluda y dice: “Ahí va mi hermano”.


No somos tan diferentes de los demás como pensamos.

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