domingo, 1 de noviembre de 2009

LA GALLINITA ROJA

Érase una vez una gallinita roja que vivía junto a una granja con tres amigos: un perro, un gato y un ratón. Era una gallina muy trabajadora. Limpiaba su casa todos los días y también un pequeño huerto.

Un día, mientras cuidaba su huerto, encontró unos cuantos granos de trigo que habían quedado de la cosecha del granjero. Se puso muy contenta y fue corriendo a decírselo a sus amigos.

En la puerta de su casa encontró a Beagle, un perro grande y gordo.

Beagle estaba tumbado en la entrada. Se pasaba casi todo el día durmiendo y soñando que perseguía conejos por el bosque. Pero nunca los perseguía. Lo único que hacía era dormir y soñar, soñar y dormir. Nunca se movía de su lugar favorito.

Dentro, tumbado en el alféizar de la ventana estaba percales, un gato grande y gordo. Se pasaba casi todo el día dormitando y estirándose al sol.

Percales soñaba que perseguía ratones en el granero. Pero nunca los perseguía. Lo único que hacía era dormitar y estirarse, estirarse y dormitar. Nunca se movía de su lugar favorito.

En la cocina, tumbado junto a la entrada de su ratonera, estaba el Ratón Gris. Se pasaba casi todo el día royendo y soñando que encontraba un enorme trozo de queso. Pero nunca buscaba nada. Lo único que hacía era roer y soñar, soñar y roer. Nunca se movía de su lugar favorito.

La Gallinita Roja estaba tan contenta con los granos de trigo que entró corriendo en la casa , saltó sobre Beagle y cloqueó entusiasmada: “ Mirad qué granos he encontrado. La tierra del huerto está lista para plantar. ¿Quién va a ayudarme a sembrar trigo?”.

“ Yo no”, dijo Beagle dándose la vuelta antes de seguir durmiendo

“ Yo no”, dijo Percales bostezando antes de seguir dormitando

“ Yo no”, dijo el Ratón Gris moviendo los bigotes antes de seguir soñando.

“ Entonces lo haré yo”, dijo la Gallinita Roja, y salió corriendo con la azada bajo el ala para plantar las semillas.

Tardó varios días en plantar el trigo en el huerto. Luego lo regó, arrancó las malas hierbas y vio cómo iba creciendo. Un día, cuando el trigo estaba ya a punto, fue corriendo a casa muy contenta para decírselo a sus amigos. “¿Quién va ayudarme a recoger el trigo?”, les preguntó.

“Yo no”, dijo Beagle dándose la vuelta antes de seguir durmiendo.

“Yo no”, dijo Percales bostezando antes de seguir durmiendo.

“Yo no”, dijo el Ratón Gris moviendo los bigotes antes de seguir soñando.

“ Entonces lo haré yo”, dijo la Gallinita Roja, y salió corriendo para recoger el trigo.

Después de recoger la cosecha de trigo la Gallinita Roja volvió corriendo a casa muy contenta para decir a sus amigos que el trigo estaba listo para molerlo. “¿Quién va a ayudarme a moler el trigo?”, les preguntó.

“Yo no”, dijo Beagle dándose la vuelta antes de seguir durmiendo

“Yo no”, dijo Percales bostezando antes de seguir dormitando.

“Yo no”, dijo el Ratón Gris moviendo los bigotes antes de seguir soñando.

“Entonces lo haré yo”, dijo la Gallinita Roja, y fue corriendo
al molino para moler el trigo. Cuando volvió del molino entró corriendo en casa para decir a sus amigos que había convertido el trigo en harina. “¿Quién va a ayudarme a hacer un pan con esta harina?”, les preguntó.

“Yo no”, dijo Beagle dándose la vuelta antes de seguir durmiendo.

“Yo no”, dijo Percales bostezando antes de seguir dormitando.

“Yo no”, dijo el Ratón Gris moviendo los bigotes antes de seguir soñando.

“Entonces lo haré yo”, dijo la Gallinita Roja, y fue corriendo a la cocina para hacer el pan.


Mientras el pan esta en el horno, Beagle se despertó al oler su delicioso aroma y dejó de soñar. Se levantó de la entrada y fue a sentarse junto al horno para esperar a que estuviera listo el pan.

Al oler el apetitoso aroma del pan, Percales dejó de estirarse y dormitar. Bajó del alféizar de la ventana y fue a sentarse junto al horno para esperar a que estuviera listo el pan.

El Ratón Gris también olió el rico aroma del pan y dejó de roer y soñar. Se levantó de la entrada de la ratonera y fue a sentase junto al horno para esperar a que estuviera listo el pan.

La Gallinita Roja sacó el pan caliente del horno, lo cortó en rebanadas y las untó con mantequilla. “¿Quién ya ayudarme a comer este pan?”, preguntó después.

“Yo”, dijo Beagle.

“Yo”, dijo Percales.

“Yo”, dijo el Ratón Gris.

“No”, dijo la Gallinita Roja. “No me habéis ayudado a plantar las semillas de trigo


No me habéis ayudado a regar el trigo. No me habéis ayudado a recogerlo. No me habéis ayudado a hacer el pan. Ahora no vais a ayudarme a comerlo.” Y se comió todo el pan ella sola.

Pero la siguiente vez que la Gallinita Roja les pidió ayuda, Beagle dejó de dormir y soñar y ayudó. Percales dejó de estirarse y dormitar y ayudó. Y el Ratón Gris dejó de roer y soñar y ayudó.

Ahora la Gallinita Roja cuida el huerto con sus amigos, y le encanta hacer pan con ellos.


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1 comentario:

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